miércoles, 8 de agosto de 2012

PAPIRÁNTICA

EL GLOBO, Caracas, 1ro. de Julio de 1998
Papeles de la J.R.C.
Luis Barragán


Unos meses atrás, una persona amiga me obsequió la copia de unos documentos que dijo haber encontrado en el cesto de la basura de una universidad pública. Hablamos de los borradores de la posición escrita que un sector radicalizado, empleado a fondo un lenguaje tercermundista, casi resumen del conocido libro de Fanon, llevó a la convención nacional de la juventud socialcristiana en 1970, así como de una carta suscrita en 1966 por Rafael Iribarren, connotado líder de una corriente interiormente múltiple que se dio en llamar los astronautas. El hallazgo obliga a la obvia observación en torno al destino de un patrimonio documental que, a la vuelta de tres décadas, está al borde del servicio urbano de aseo, ya alterados los parámetros, los ambientes, las referencias y, puede decirse, el actorazgo.

Transcurrido el tiempo, disminuyó progresivamente la cantidad y calidad, el prestigio y la utilidad, la atracción y la bondad de las posiciones políticas documentadas en el terreno de las juventudes políticas. No obstante, ha sido grato constatar la difusión reciente, en el marco de la convención copeyana, de "Los jóvenes reclaman su futuro", fruto de una reflexión sobre la crisis que padecemos. Constituye una buena noticia, sobre todo por el llamado que hacen para reivindicar la política, pues, no hay otra opción que recorrer los espacios públicos, dirimir colectivamente los problemas, reconocernos en un destino inevitablemente común, repensarnos en el marco de un proyecto que se teje de las más variadas y complejas vicisitudes personales. El fagocitaje petrolero, la renta que ya no alcanza, no puede relevarnos de tamaña necesidad así haya quienes digan tener la vara mágica para golpearnos y, a lo Houdini, escapar de sus responsabilidades históricas.

Está implícito el llamado a un esfuerzo político y no publicitario. El relevo generacional de los partidos, a juzgar por el reclamo hecho, está en la calle y en el aula, en el reencuentro de la costumbre militante del hacer y del pensar. No en los parapetos que surgen frecuentemente bajo el pretexto de sistemática la reflexión que, inflados, armados de la consigna del tuerto en el país de los ciegos, facilita el (a) salto a las instancias formales de los partidos delatando la precocidad de los jóvenes respecto a un grosero utilitarismo, a un pragmatismo hueco, a una orfandad nauseabunda de utopías. Hay manifestaciones auténticas, genuinas, refrescantes en el mundo cultural, deportivo y religioso tan urgidas de llevar al terreno de la política.

Los papeles de la Juventud Revolucionaria Copeyana y, en particular el suscrito por toda la dirigencia regional juvenil y un muy reducido número de dirigentes nacionales, como el que comentamos, marcan el croquis de la Venezuela pasada y presente. Ojalá que en otras tendencias juveniles partidistas haya y se exprese una inquietud similar para ver con un poco más de optimismo nuestro futuro.

Fotografía: Histórica IV Convención Nacional de la Juventud Revolucionaria Copeyana, a mediados de 1965. Dos documentos la conmovieron y un discurso: éste, de Rafael Caldera, y -entre los papeles - "Una juventud para el cambio" (Avanzados) y "Documento para un correcto desarrollo de la JRC" (Astronauta). De ella, resultó electo Secretario General, Abdón Vivas Terán, acompañado en la Subsecretaría por un joven dirigente obrero: Rubén Darío González.


Post-data: Los papeles en cuestión, dijo hallarlos Freddy Torres en un cesto de basura en la Universidad Central de Venezuela. Me lo entregó en 1998. De hallarlos, los escanearemos (08/08/12)

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